The Musical Clitoris Saga: Sexismo en el Jazz

Hace unas semanas esta entrevista de Ethan Iverson a Robert Glasper (ambos figuras destacadas en el género del jazz) prendió la mecha al debate sobre sexismo en el mundo del jazz. Michelle Mercer publicaba un artículo el 9 de marzo que avivaba la llama y hace tan solo unos días Terri Lyne Carrington se hacía eco del debate en el Huffington Post. En este artículo os resumimos la polémica de estas semanas y recopilamos las aportaciones más interesantes de los distintos personajes a este debate, ya que Mercer y Carrington han llegado a reflexiones que compartimos desde MYM y que ayudan a dar respuesta a ese muro de machismo irreflexivo que encontramos con frecuencia al hablar de feminismo en el sector musical.

En la entrevista Iverson y Glasper hablan (entre otras cosas) de ‘una de sus razones para tocar’: lo mucho que les gusta a las mujeres lo que hacen. Traducimos sus declaraciones en el momento álgido:

A las mujeres no les gusta estar escuchando solos todo el rato, cuando encuentras el groove, es como encontrar el clítoris musical. Estas ahí, te quedas en ese groove, y los ojos de las mujeres se cierran y comienzan a balancearse, entrando en trance. 

R. Glasper

Aaaah…cabáramos

De esta cita Mercer extrae el concepto de ‘clítoris musical’ para hablar de esta polémica en las redes como «The Musical Clitoris Saga».  Las declaraciones de Glasper se enmarcan en una afirmación recurrente en el mundo del jazz (y aplicable a muchos otros ámbitos): las mujeres no entendemos de música. Michelle Mercer expresa su frustración en su artículo:

Ser una fan y crítica de jazz es vivir con una frustración irreconciliable: Tengo una pasión intelectual por la música creativa y compleja y a veces, los músicos que crean esa música dudan de mi capacidad para apreciar su creatividad y complejidad 

M.Mercer

Como indica Mercer, tras la publicación de la entrevista llegó el aluvión de críticas, la mayoría directamente dirigidas a Glasper, pero otras al mismo Iverson. Este salió a la defensa de la entrevista y las palabras del entrevistado con el típico discurso de lo que en español solemos llamar «machoprogre» o «macho de izquierdas». Aquel que alude su ideología de izquierdas para excusarse de un comportamiento machista injustificable. El típico «yo no soy el enemigo, compañeras», que se contradice con los hechos. Este machismo de izquierdas es a veces más difícil de combatir por que está muy naturalizado, pero no perdamos de vista que estas situaciones más sutiles apuntan a menudo a las causas más sistémicas de la discriminación. Esta fue una de las frases más polémicas escritas por Iverson:

Soy liberal y soy feminista: este es un caso de otros liberales y feministas detectando una debilidad y atacando. En parte Trump ganó por cosas como esta. 

E.Iverson

Trump no sabe qué pensar

Una de las respuestas que recibió Iverson a estas declaraciones fue la de Vijay Iyer, un reputado pianista, compositor y profesor de Harvard que remarcaba lo contradictorio que era autodenominarse feminista cuando entre las 42 entrevistas de su blog no había una sola mujer. Iverson denunció las críticas recibidas que entendía como desmesuradas. Sin embargo, pensemos que no todas las personas del sector musical pueden permitirse enfrentarse a un personaje reputado como Iverson sin consecuencias para su carrera. Marcel apunta que un aspecto a tener en cuenta es el status y la posición de privilegio desde la que Iyer lanza esta crítica a Iverson. No todas las personas construyendo una carrera musical se atreverían a lanzar esta crítica pública a un personaje de renombre y aún así muchas personas quisieron visibilizar una situación que entendían como inaceptable. Aún siendo contraria a la exhibición machista de Glasper e Iverson, entiendo que la reacción de odio en las redes puede ser muchas veces desmesurada (muchxs hemos vivido ese momento ‘hater’). En este sentido, no creo que debamos callarnos ante estas situaciones, sino abordarlas desde la crítica constructiva. Ante una situación injusta, recurrir a la hostilidad y al ataque personal no es aportar soluciones; señalar la injusticia y aportar argumentos es la única manera de alcanzar un cambio.

Ethan Iverson fue actualizando este post en su blog durante los días que duró la polémica, para en última instancia, rebajar el tono y hacer pública una reflexión sobre sus palabras. Lo hacía con declaraciones como esta:

As a man I cannot know what it’s like to be a woman in a boy’s club, and jazz is definitely a boy’s club.

E. Iverson

Podéis ver toda la evolución de The Musical Clitoris Saga en este enlace, ya que Iverson ha mantenido sus textos previos tachados bajo la última reflexión. Incluso su pareja ha escrito un artículo al respecto de la ola de odio recibida en las redes: My husband, the misogynist.

En el artículo de Terri Lyne Carrington de hace unos días (una reputada baterista y productora galardonada con 3 Grammys para quien no la conozca) habla más concretamente de algunas dificultades a las que se enfrentan las mujeres en el mundo del jazz a día de hoy. Comenta que ‘debería haber tenido más compañeras mujeres de las que ha tenido’ o que a veces la sensación es de que las mujeres ‘tienen que ser mejores que sus compañeros hombres para combatir el sexismo’. De su aportación nos quedamos de su perspectiva de la música como herramienta de cambio, y de la necesidad de empatía y consciencia por parte de todxs para poder evolucionar. Os traducimos algunas aportaciones que nos han parecido especialmente interesantes:

En temas como el racismo y el sexismo, puede haber impaciencia por parte de los progresistas, que esperan que después de todo este tiempo [y esfuerzo] todo el mundo debería ser consciente de la injusticia y situarse en el lado correcto. 

T.L.Carrington

Es decir, que se dan muchas metas por conseguidas, menospreciando el esfuerzo de aquellxs que ven claro el largo trecho que nos queda por avanzar.

Terri Lyne Carrington

Feminizar o masculinizar la música puede ser contraproductivo. El estudio, composición e interpretación de la música debería ser ‘gender-neutral’*, y yo creo que los mejores músicos son musicalmente ‘gender-fluid’*. 

T.L.Carrington

(*No sabía como traducir estos términos sin perder demasiado por el camino)

Usar el arte como un arma social es mucho más útil que ser parte del sistema que continua silenciando, devaluando o descartando el talento (…) Si no eres parte de la solución, eres parte del problema.

T.L.Carrington

Tanto Carrington como Marcel confluyen en señalar que es necesario sacar a la luz el efecto del género en la construcción social del jazz. Ambas coinciden también en destacar el papel de todxs nostorxs en la lucha por denunciar y cambiar la situación cuando tenemos la oportunidad. Como ellas, desde MYM también entendemos estas situaciones como un revulsivo, valorando positivamente la oportunidad de reflexión que ofrecen y la posibilidad de visibilizar esa necesidad de evolución.

Y para dejarnos buen sabor de boca os dejamos con The International Sweethearts of Rhythm. La primera banda de jazz y swing integrada solo por mujeres de Estados Unidos y un claro ejemplo de la invisibilización de las mujeres en la historia de la música :

Ale Castellano

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