Nuestro paso por el festival BioRitme la última semana de agosto de 2017 nos aportó una dosis de clarividencia y otra de esperanza. La primera, por desmontar algunos mitos sobre la presencia de mujeres en los escenarios, y la segunda por el interés y la conciencia recibidos desde todos los ángulos: artistas, organización del festival y público asistente. A veces se dice que si no vemos a las mujeres músicas es, sencillamente, porque no las hay. Otras voces se justifican declarando que no son tan buenas como sus compañeros, o que si no están es porque el público así lo quiere. Estos últimos días hemos podido presenciar la actuación de grupos de mujeres sobre un mar de cabezas, brazos alzados y pelos como escarpias, así como el nacimiento de bandas que van incorporando a trombonistas, bajistas o bateristas, demostrando que haberlas, haylas. Se puede.
La edición del BioRitme 2017 ha superado con creces la programación de artistas femeninas de todas las ediciones anteriores del festival, además de reservar un espacio de debate para hablar sobre la situación de las mujeres en la música, como ya había hecho el año pasado. Aunque el porcentaje de hombres en el cartel siga siendo mucho mayor, los esfuerzos por programar a artistas femeninas y el resultado final merecen un reconocimiento al trabajo bien hecho.
Entretanto, hemos recopilado la opinión de las artistas en forma de documental que compartiremos durante las próximas semanas. Aquí tenéis una pequeña muestra:
Talento femenino en Vilanova de Sau
Era jueves por la tarde y llegábamos justo a tiempo para Candela Roots. La furgoneta de Anxovetes se llevaba consigo a las habaneras y al recuerdo de mi abuela sentada en una silla plegable en la playa de Calella. Espero verlas pronto y que nos cuenten como les va por este mundo de marineros.
Huntza vestía la tarde del viernes con su folk llegado desde Euskadi. Más violines y acordeones para el sábado de la mano de El Diluvi y el aclamado tema de su nuevo disco, «Tendresa Insubmisa». Y otro poquito de folk (calentito) en un conicerto multitudinario de Roba Estesa la última noche del festival.
Saltando de escenario en escenario, nos entretuvimos a la orilla del pantano de Sau y allí estaban las MINA’S Collective y también Paula Bu, que había acercado a compartir su reggae en el mismo escenario donde, el día siguiente, le llegaría el turno a las Purple Rockets. Pupil·les le dio la bienvendia a la noche a través de su canto a «las silenciadas«.
El sábado disfrutamos de las armonías amables que forman la voz de Charli y la guitarra de Heiko y, por la tarde, Chotokoeu mostraba su potente cóctel de estilos y La Otra debutaba con Las Locas del Co, su nueva banda formada íntegramente por mujeres. La cantautora comentaba que le había costado encontrar a las músicas para el grupo, pero que el resultado merecía la pena.
Reconozco que me emocioné con algunas letras de Gemma Humet y vibré a coro con las Sey Sisters y su público entusiasmado bajo un sol a prueba de largartos a la hora de la siesta. Un poco de agua fría y a tocar las palmas al ritmo de De La Carmela, que luego viene la electrocumbia de DJ Partisana y cuando te descuidas ya se nos ha acabado el verano. El domingo le dejó paso a Mafalda y Sara Hebe le puso la guinda. ¡Más, por favor!