Cuando pensamos en la música metal, no podemos evitar imaginarnos a la clásica banda de 4 o 5 hombres con largas melenas, cadenas enganchadas al pantalón, la piel llena de tinta, y cara de enfado. Un cliché lleno de testosterona.
Quizás en un momento de retro-inspección, tú, melómano del género, abriste tu playlist de Spotify, y te diste cuenta de que tus sospechas eran ciertas: a penas artistas femeninas se colaban por tus auriculares.
Entonces, ¿nacer mujer y querer dedicarte al mundo del sonido es una misión suicida? ¿Qué es mejor, conformarse o nadar a contracorriente? Luna lo tiene claro, no solo toca en una banda, sino que ha dejado que la música sea un pilar fundamental en su vida: “En general, a todo a lo que me dedico es al mundo del sonido y de la música. Soy técnica de sonido porque amo estar en el directo y en la acción, también doy clases de guitarra y además toco en un grupo. Prácticamente todo a lo que me dedico es a la música”.
Luna Obón es una artista zaragozana miembro de la banda punk Noughts and Crosses. Este grupo es un proyecto compuesto por artistas femeninas que se inició allá en el 2015 y en el que desde entonces Laura se encarga de la batería. No obstante, para ella, este viaje hacia el mundo de la música se inició mucho antes.
¿Has tenido desde siempre esta conexión con la música?
“Siempre me ha gustado mucho la música, ya desde pequeña tenía ahí la venilla. Tenía una guitarra que me dio un amigo de mi padre y cuando me quedaba sola en casa la cogía y me ponía a intentar tocar. No sé, era como que me daba vergüenza si estaban mis padres delante. Al final llegó un día en el que lo tuve claro y le dije a mi madre: ‘mama quiero tocar la guitarra’”.
Y desde entonces, ¿qué instrumentos has aprendido a tocar?
“Actualmente sé tocar la guitarra, la batería, el ukelele, un poco de piano y algo de bajo”.
Inspirada en sus referentes femeninos como Alissa White-Gluz, vocalista de Arch Enemy o las Vulpets, decidió enfocar esta pasión por la música creando lo que hoy en día es Noughts and Crosses:
“El grupo salió por una actividad extraescolar del instituto en el que estábamos. Un día me dijo la encargada del PIEE: ‘Estamos montando una banda ¿te gustaría apuntarte como guitarrista?’ entonces vi la lista de apuntados y había como 6 o 7 guitarras, por lo que pensé: ‘¿Cómo va a haber un grupo con 7 guitarras?’ así que le comenté que sabía hacer el ritmo básico de batería, por lo que me apuntó como percusionista y de ahí fui aprendiendo.”
¿Cuál es la idea que queréis transmitir con vuestras canciones?
“Las canciones que componemos están centradas en la mujer. Tenemos una que trata sobre la violencia de genero se llama ‘M 195’. M es de mujeres o de muertas, que era la idea inicial, pero al ser un poco agresivo le cambiamos el significado. El 195 son todas las mujeres asesinadas desde que empezamos la banda hasta ese año que le pusimos el nombre. Otra que tenemos se llama ‘N’, que va de nosotras, habla de la historia de una chica, pero en realidad es la de cada una de nosotras. Con todo esto buscamos concienciar sobre el mundo de la mujer, porque estamos todas muy metidas en el activismo y eso en las canciones se nota. No pasa nada porque seamos un grupo de todo mujeres, que somos una banda igual que el resto”.
¿Qué tal es tu relación con tus compañeras?
“Al principio no las conocía, me sonaba alguna de vista, de haber coincidido por los pasillos. A la cantante sí que la conocía porque fue conmigo a guitarra. Me acuerdo que nos propusieron lo de la banda y dijimos: “si vas tú voy yo”, así que eso hicimos. Fuimos las dos juntas y ya desde el primer día nos llevamos muy bien entre todas. Somos uña y carne, un peligro juntas [entre risas] pero para bien”.
¿Qué te aporta a nivel personal el estar en esta banda?
“Vida. Ensayamos los miércoles, y el saber que llega día de ensayo y que voy a estar con ellas es una locura. No sé, es que como nos llevamos todas tan bien es llegar al local de ensayo y que todo sean risas, aunque no ensayemos y tan solo estemos ahí de jajas, no sé, es el hecho de estar juntas”.
Ser un conjunto femenino en este género puede suponer un obstáculo a la hora triunfar en el sector. Al preguntarle a Laura si se plantearon que por su condición femenina podrían tener menos repercusión, ella respondió con un rotundo “No”: “Siempre hemos estado en un sistema bastante patriarcal entonces el que haya algo diferente o que tenga que ver con mujeres es algo que no se acaba de aceptar, pero no es algo que nos haya conseguido frenar o asustar”.
¿Crees que se está intentado mejorar esta situación?
“Hay festivales que sí que lo están intentando, pero aun así ves el cartel y de 100 personas que van a pisar la escena 10 son mujeres. Y no solo en el escenario sino en lo que es detrás de él, o sea, ya no solo los grupos sino por ejemplo en el montaje. Me ha pasado el ir a montar y ser la única tía. El resto del equipo, todo hombres.”
A parte de esta realidad, donde Laura ha encontrado más dificultades, ha sido a la hora de formarse y trabajar como técnica de sonido, “un mundo de hombres total” como ella relata.
Conseguir poder dedicarte a una profesión tan masculinizada como es la de técnico de sonido me imagino que no fue nada fácil…
“No lo es, me acuerdo que un día me acerque a mi tutor en clase y le dije: ‘Yo quiero ir a sonido’ y me respondió: ‘Pues creo que no, no cogen a mujeres en las empresas de sonido’. No pude evitar ponerme hecha una furia en clase claro… Cuando finalmente pude hacer las prácticas en Zaragoza tenía muchas empresas a las que podía enviar una solicitud, pero solo me cogieron en una porque la llevan dos mujeres.
¿Todos los puestos relacionados con el mundo del espectáculo están tan dominados por la presencia masculina?
“No, por ejemplo en producción sí que suele haber más mujeres tan solo por la apariencia. Al final producción es la parte que se encarga de contactar así que se busca una presencia femenina porque es como más bonita por así decirlo. Yo pienso que lo que peor está es el sonido. Aun así, creo que ahora hay más conciencia, o eso quiero pensar, porque esto me pasó hace 4 años casi”.
¿Qué tal te sientes en la empresa para la que trabajas?
“La empresa en la que estoy se llama Millan Pro, son todos súper majos y no me han puesto nunca ninguna pega en ningún momento. La verdad, agradezco que en ninguna ocasión se hayan dirigido hacía mí con paternalismos del tipo: “Ay no cojas eso que pesa mucho, ya lo cojo yo”, en general me dicen: ‘Si necesitas algo me lo dices’, así que si veo que no lo puedo mover porque es un altavoz de la hostia pues pido ayuda. Pero vamos eso yo como cualquiera.
¿Has sido discriminada laboralmente alguna vez por cuestión de género en este sector?
Solo ha habido una vez que he tenido una mala experiencia, ese día salí quemadísima del trabajo. Fue un día en el que el técnico de sonido que trabaja de normal no pudo venir por lo que decidieron contratar a otro. Ese hombre estuvo cuestionando todo lo que hacía y me decía cosas como: ‘¡Anda, pero si puedes levantar las cosas, yo pensaba que no podíais!’ y claro yo me quedaba en plan: ‘¿Qué me estás contando?’ o hacía algo mal y me recriminaba que lo estaba haciendo mal sin explicarme nada. No sé, cuestionaba todo lo que hacía. Él era el hombre perfecto que lo hacía todo bien y yo la mujer tonta de prácticas”.
Extrapolo la pregunta anterior a Noughts and Crosses, ¿El hecho de que seáis todo mujeres las componentes del grupo os ha hecho pasar alguna mala experiencia con vuestro público?
“Una vez tuvimos una mala experiencia en un concierto. Esa noche se acercó el tío de una de las componentes del grupo y nos dijo: ‘¡Aiba sois todo chicas! ¿verdad?’ y nosotras le respondimos que sí, desde el inicio y nos dijo: ‘¿Y no os habéis planteado meter a ningún hombre? es que yo creo que hace falta presencia masculina’ nosotras negamos y él continuó diciendo: ‘Pues yo creo que os hace falta buena mano, pero bueno seguro que el técnico de sonido es chico’ y yo le respondí: ‘Eh no, lo estoy montando yo con ayuda externa’ sorprendido respondió: ‘¿Cómo? Bueno, ¡seguro que los camareros son hombres!’. Es como que intentaba buscar un hombre en toda la historia.”
¿Y por parte de otras bandas con las que compartieseis escenario?
“Hemos tenido bastante suerte la verdad y no se han metido demasiado con nosotras… Bueno a ver está lo típico que vas a montar y te dicen: “Ay no te preocupes que ya montamos nosotros” cuando hay otro grupo masculino que va a compartir escenario con nosotras y no puedes evitar pensar: “A ver que nosotras sabemos montar ¿sabes? tenemos dos manos podemos montar perfectamente”. Nunca nos ha pasado que nos digan: ‘Vosotras no montáis porque sois mujeres’ pero si el típico comentario condescendiente.
En cuanto al resto… ¿Te has sentido apoyada por tu familia y amigos?
Mucho la verdad. En cuanto montamos un concierto suelen animarse a venir a casi todos o al menos a los que pueden vaya. Hay veces que los hacemos fuera de Zaragoza como por ejemplo en Huesca y el movilizarse entiendo que es más complicado, pero a los que son aquí suelen venir. Es gracioso porque muchas veces nuestros conciertos solo están llenos de nuestros amigos, pero bueno, esta guay ver ahí a todo el mundo y que al final la gente se sepa hasta las letras y todo”.
Encontrar en Zaragoza un grupo de metal conformado por alguna mujer es una tarea complicada, encontrarlo en su totalidad hoy en día, es casi imposible. Para dar con Noughts and Crosses tuve que hacer una búsqueda exhaustiva vía redes sociales. Finalmente, tras navegar por cientos de perfiles di con ellas.
¿Conoces otras bandas locales en Zaragoza de este género integradas exclusivamente por mujeres?
“De nuestro género no y si las hay no las conozco. Sé de grupos que tocan otro tipo de música más pop, rumba… pero de nuestro estilo no. Nosotras empezamos siendo un poco pop-rock, pero no sé, supongo que ya saldrán más grupos, aunque la variedad de estilos está también muy bien”.
¿Y masculinas?
“Si, masculinas muchas, por ejemplo, el grupo con el que compartimos local Venalitia. También Eden Snake que además los vi hace poco, eh… es que hay un montón, Frunk… También hay mezclas así de metal y rap como Rostre Brutta”.
Con estas respuestas queda más que claro que incluso alguien metido en el “mundillo” del metal zaragozano no conoce bandas femeninas. El afloramiento de nuevas bandas de mujeres no solo va unido al interés por parte de las artistas de querer crear algo nuevo, sino también es responsabilidad del público que como bien relata Luna:“Tienen que indagar más en el género para así encontrar nuevas artistas, que en realidad siempre han estado ahí pero nunca se las ha puesto debajo del foco”.
Volviendo a la actualidad hay un agente que no discrimina por género musical, sexo o localidad y es el COVID-19. Como hemos podido ver durante estas semanas cientos de bandas musicales y festivales han tenido que cancelar o posponer sus actuaciones debido a la propagación del virus. El grupo de Laura no ha quedado exento de los efectos de la pandemia en la escena musical.
¿La crisis del coronavirus ha afectado al grupo?
“Ahora estamos un poco de parón, lo único que teníamos era un bolo en mayo que supongo que seguirá adelante porque no nos han dicho que se cancela. Es bastante especial este concierto porque van a proyectar una película de un grupo de punk de chicas y después de la proyección nos han contratado a nosotras para tocar canciones de la película.
Sobre todo nos afecta esta situación en que no podemos ensayar. Cuando dijeron que se cancelaban las clases fue como: “Bua vamos a poder ensayar todos los días”, pero luego fue obvio que no podríamos salir de casa. Tampoco podemos buscar conciertos porque las salas y todo está cerrado. Y en lo que a mí respecta, sigo practicando con la guitarra. La parte positiva de todo esto es, que por lo menos, no teníamos ningún bolo programado para estas fechas que hayamos tenido que cancelar”.
Para finalizar, Luna nos deja una concluyente recomendación:
“Hay que mandar un mensaje claro a la comunidad: el metal también es para mujeres. Somos igual de validas que todos y si sabemos hacer las cosas no se nos tiene porque recriminar nada. No quiero que ninguna mujer tenga que volver a escuchar en un concierto un: ¿Qué haces tú aquí? y tener que pensar: ‘Lo mismo que tu disfrutar de la música’”.
Paula Giral